Cuatro paredes. Un insumiso pensamiento intenta escaparse de los barrotes oxidados que sepultan unos sueños quebrados por el sistema. El sonido del silbato se escurre por las rejas que separan las cadenas del mundo real. Todos miran al frente. La cabeza en alza. Los brazos anclados al compás de una comanda. Una hilera uniforme de cuerpos espera órdenes mientras unos ojos se pierden en el infinito. Desde arriba unos primáticos observan, vigilan... fuera, no existe nada.
Conminados al exilio, vagan al ritmo de un calendario reticente a abandonar sus hojas muertas. En Argentina en los últimos años se ha duplicado la población carcelaria, el abuso, los malos tratos, la superpoblación y el hacinamiento marcan la dinámica de estos centros que eliminaron, hace tiempo de su vocabulario, la palabra "un nuevo comienzo".
A pesar que el artículo 18 de la Constitución Nacional de Argentina indica que toda persona que no ha sido hallada culpable de un delito, es inocente, el 62 % de los casi 70.000 internos del país no tienen condena. El imaginario colectivo se refugia en la criminalización y privación de la libertad como medidas subsanadoras que puedan erradicar las actitudes no sociales de unas personas ancladas en unas circustancias que el propio sistema ha alimentado, y no ha querido poner freno por intereses electoralistas y mercantiles, prostituyendo inevitablemente el frío y equívoco concepto de reinserción, lejana palabra encerrada en cuatro paredes vacías de esperanza
Conminados al exilio, vagan al ritmo de un calendario reticente a abandonar sus hojas muertas. En Argentina en los últimos años se ha duplicado la población carcelaria, el abuso, los malos tratos, la superpoblación y el hacinamiento marcan la dinámica de estos centros que eliminaron, hace tiempo de su vocabulario, la palabra "un nuevo comienzo".
A pesar que el artículo 18 de la Constitución Nacional de Argentina indica que toda persona que no ha sido hallada culpable de un delito, es inocente, el 62 % de los casi 70.000 internos del país no tienen condena. El imaginario colectivo se refugia en la criminalización y privación de la libertad como medidas subsanadoras que puedan erradicar las actitudes no sociales de unas personas ancladas en unas circustancias que el propio sistema ha alimentado, y no ha querido poner freno por intereses electoralistas y mercantiles, prostituyendo inevitablemente el frío y equívoco concepto de reinserción, lejana palabra encerrada en cuatro paredes vacías de esperanza
1 comentario:
Querido Amigo;
Haciendo uso del privilegio de poder observar tu obra desde el mismo hemisferio, he llegado a la conclusion de que pareces no tener techo mi querido amigo. Hoy te observo con mis pies pisando suelos ajenos a mi realidad.
Volando alto por el techo del mundo inmortalizando historias, momentos y situaciones con tu ametralladora del futuro, con la humildad y consciencia que te distinguen del rebaño.
* Shine on you crazy diamond
Tu amigo, nico
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