20 de febrero de 2009

El suspiro de Eliondo

Unas manos se precipitan, escarban y buscan inquietas algo a lo que aferrarse. En las afueras de la localidad de San Pedro, Argentina, el aire viciado golpea inexorablemente los ánimos mientras la niebla imposibilita ver un futuro lejano. Abrigados por el olvido de una sociedad que les da la espalda conviven en un interminable océano de basura y vertederos sin fondo. El agua que vomita la tierra enferma se entremezcla con los restos de comida y objetos que flotan en estos ríos que la sociedad ha producido.


El problema crónico de la baja productividad rural, la industrialzación "satelizada" o las siempre frágiles economías latinoamericanas implican un drenaje caudaloso y creciente de trabajadores desocupados en dirección a las ciudades. En esta epopeya por formar parte de la gran Metrópolis, muchos son vomitados al olvido e indigencia.

Un camión aparece entre una gran catarata de humo. La pesada atmósfera dibuja un desfile interminable de cuerpos que vagan en busca de los restos que evocan un naufragio olvidado. el silencio del motor da paso a un intenso zumbido. Las moscas reclaman su hueco en esta partida de peones. 

Los escasos álamos enmascaran unas destartaladas casas a escasos metros que observan el eterno preregrinaje de unas sombras que regresan del día.

Eliondo me espera en su casa. Sus nietos juegan en un patio improvisado en las afueras de su casa. Enciende la estufa mientras un tímido haz de luz se cuela entre las maderas resquebrajadas "Viví y trabajé aquí durante toda mi vida. No tengo nada ni opción a ningún tipo de sustento social. Solo me queda sentarme al lado de la estufa y esperar…Me gustaría que mis nietos tuvieran otra oportunidad", explica Eliondo

No hay comentarios: