25 de octubre de 2009

El coste de la democracia en Afganistán


¿Cuál es el coste de la democracia en Afganistán?, ¿se ha perdido la oportunidad de sentar las bases de una sólida democracia?. Tras treinta años de guerra, los resultados de las elecciones presidenciales en Afganistán se han convertido en uno mayores desafíos e incógnitas que deberían que conducir al país hacia el largo camino de la estabilidad. La legitimidad de los resultados, el escandaloso fraude, el apoyo de la comunidad internacional, y el papel de los talibanes que bañan al país en una continua espiral de violencia.
Tras la criba de candidatos, sólo dos permancen en pie dispuestos a alzarse con la victoria. El ganador deberá “intentar hacer frente” a los fantasmas que arrastra el país. La ingerencia internacional y la consolidación del narco estado derivado del incremento del tráfico de heroína anclan la situación en un estado permanente de comatosa uvi. Como un buen guión kafkiano, los dos candidatos se daban por vencedores tras su asistencia a las urnas. Karzai frente a Addulá Abdulá. Pastún contra tayiko. Corrupción y despotismo en su estado más salvaje en un pulso por recuperar la confianza de la población perdida hace tiempo. Karzai, durante su mandato, promovió leyes que descartan el enjuiciamiento de los criminales de guerra que pueblan el parlamento y firmó leyes que regresan a la mujer a la edad media.
El doctor Abdulá Abdulá, el principal opositor de Karzai, se reune con sus camaradas tayikos para evaluar los costes de la democracia en Afganistán. Su figura trasmite un áurea presidencial. Serio, orgulloso y disciplinado. Sus ojos todavía evocan la época en la que actuaba como segundo del comandante Ahmad Shah Masud, uno de los señores de la guerra más populares hasta su asesinato en septiembre de 2001, a manos de los talibanes. si bien, su principal opositor se endeudó con varios señores de la guerra pastunes para afianzar el voto, el doctor también tuvo que recurrir a las alianzas con los jefes de las minorías étnicas. Los analistas políticos coinciden en que su posible elección podría avivar las llamas de un conflicto tribal todavía latente en la memoria colectiva de un pueblo sumido en un eterno conflicto. El último presidente tayiko que ocupó el mandato presidencial en Afganistán, entre 1992 y 1996, dejó un legado teñido por los estragos de la guerra civíl y los crímenes sangrientos a manos de Burhanudin Rabbani.

Tuvimos una gran oportunidad para sentar las bases de una sólida democracia hace dos meses con las elecciones, pero la perdimos. Aunque hay que reconocer que hemos avanzado en el proceso democrático. El fraude en la elecciones no es lo que más necesitaba el país para salir del caos y la espiral de violencia en el que se encuentra atrapado. Si se aceptan estos fraudulentos resultados electorales será una gran pérdida para la democracia y el precio que habrá que pagar será muy alto. “El gobierno cometió el error de considerar a los insurgentes como parte de un todo, cuando lo que ellos buscan es destruir el país. Los talibanes están luchando contra nosotros, ellos son la mayor amenaza de Afganistán y Karzai aún quiere pactar con ellos. “Sin un gobierno legítimo y fuerte, todos los esfuerzos que la comunidad internacional serán inútiles. Para ganar esta guerra hace falta algo más que un aumento de efectivos militares. Aunque el apoyo facilitado por la OTAN es necesario para intentar frenar la amenaza insurgente”

2 comentarios:

ESPACIO CERO dijo...

Hola Diego:
Hoy nuevamente he revisado tus escritos. La verdad es que mi alma se oprime y mi corazón late con ás fuerza mirando cómo en cada conflicto hay tantas víctimas inocentes en medio de tantos intereses, que dejan pueblos y regiones enteras con pérdidas incalculables porque la pérdida de vidas no aparece contabilizada porque pareciera como si ello fuera algo "normal" en esta racha de dolor.
Sigo mirando por tus ojos y alimentando mi espíritu para seguir adelante,

Miqui dijo...

Brutal!