25 de abril de 2009

Mezquita Roja

Una gran multitud integrada por estudiantes de Lal Masjid y por un numeroso grupo de religiosos se acerca a la Mezquita Roja. No se escatima en medidas de seguridad mientras los fieles poco a poco van ocupando su lugar. Las esterillas se depositan en el suelo y con ordenada fervosidad el agua va eliminando las impurezas de la cabeza y los pies manchados por el polvoriento camino. A las afueras, los coches se van amontando, un vendedor de periódicos enseña sus ejemplares mientras unos ojos ocultos por un velo intentan rescatar unas monedas con las que comprar algo para aguantar el día. El calor se refleja en las paredes que todavía recuerdan los ecos de una pesadilla aún no olvidada.
EL pasado 16 de abril miles de fieles dieron la bienvenida a Maulana Abdul Aziz tras permanecer un par de años encerrado por los incidentes de la Mezquita Roja en Islamabad. Gritos de Yihad Yihad recordaron a los presentes que dos años no han sido suficientes para olvidar la desproporcionada intervención militar que se saldó con casi 300 muertos. Fuentes oficiales estiman que sólo fueron 100. A día de hoy el número de asesinados por parte del ejercito todavía sigue siendo una incógnita.
Durante la primera semana de julio de 2007 la Mezquita Roja fue escenario de uno de los episodios más sangrientos de la historia de Islamabad. Tras permanecer asesiada durante casi siete días el ejército entró a sangre y fuego en una operación bautizada como ALBA bajo las órdenes del presidente Pervez Musharraf para acabar con el control de los hermanos religiosos Abdul Aziz Ghazi y Abdul Rashid Ghazi. Herederos de la línea dura del islam querían implementar la ley Sharia en la capital. El cuerpo de Abdul Rashid Ghazi fue hallado en los sótanos de la mezquita tras la intervención militar. Maulana Abdul Aziz fue arrestado cuando trataba de huir vestido con una burka, la ropa tradicional de las mujeres musulmanas.
Las negociaciones fracasaron y el resultado de la operación militar se saldó con la muerte de cientos de civiles. El ataque está considerado como un punto de inflexión en la corta pero intensa historia de Pakistán. El efecto dominó de la intervención sumió al país en una ola de ataques suicidas en un intento por inestabilizar la situación cada vez más deteriorada del país. El año pasado se registró en el pais más de sesenta ataques con hombres suicidas.
Lal Masjid y sus madrasas cuentan con fuertes vínculos con las áreas tribales de Pakistán, de donde proceden muchos de sus estudiantes y sus responsables suelen inducir a sus fieles a la Yihad y a promover manifestaciones como las que tuvieron lugar tras la publicación de un diario danés de una caricatura sobre el profeta Mahoma.

1 comentario:

Unknown dijo...

Aupa Diego!!
Vaya fotones!! Un alegrón ver lo que estás haciendo... Haces que esto del periodismo, o como se llame, sirva para algo.
Animo desde la vieja Iruña!!

Jorge rastas